lunes, 7 de septiembre de 2009

0 comentarios 9/07/2009

Niño bien portado, niño que se porta bien

Escrito por Viviana - Categoria
Al hablar sobre llevar a nuestros bebés en portabebés, podríamos casi repetir palabra por palabra lo que decimos sobre la lactancia materna:

Como la lactancia, llevar a nuestros hijos en portabebé ha asegurado desde los inicios de la humanidad la supervivencia física del recién nacido humano (el contacto permanente con la madre les proteje de los animales salvajes) a la vez que su desarrollo psíquico (este contacto permanente ha permitido el aprendizaje, la transmisión de conocimientos y por lo tanto, el surgimiento de la civilización).

Como la lactancia, llevar a nuestros hijos en brazos ha sufrido el descrédito de la época moderna. Hemos querido a toda costa transformar a los humanos, que eran “primates porteadores” (y portados), en “nidícolas” (quienes, como los pájaros, se desarrollan en un nido): Los bebés deben dormir “tranquilitos” en sus habitaciones aisladas, en sus camitas o cunas inmóviles.


Como en la lactancia, el hecho de llevar a nuestros hijos ha experimentado un resurgimiento a raíz de la “vuelta a lo natural” de los años 70. Así, lo que antes era considerado como una práctica de “subdesarrollados”, lo estamos volviendo a ver en nuestras calles con los “bebés canguros” sobre el vientre de su madre o su padre.

Pero, al igual que la lactancia prolongada, el llevar a nuestros hijos en portabebés de manera prolongada es infrecuente a nuestro alrededor: cuando el bebé tiene ya cierta edad o pesa algunos kilos, se encuentra generalmente yendo en carrito, a nivel de los tubos de escape.

Como la lactancia, llevar a los niños en brazos no es muy rentable comercialmente. Poniendo aparte la compra del portabebé (que por otro lado incluso podemos fabricar nosotros mismos), llevar a un bebé en brazos no cuesta nada, mientras que toda la puericultura moderna se esfuerza en persuadir a los padres primerizos de la necesidad de comprar todo un material costoso y voluminoso.

Como la lactancia, llevar a nuestros hijos en portabebés es un arte de imitación. Sólo hay que ver a una madre llevar a su bebé para tener ganas de hacer lo mismo, y para “cogerle el tranquillo”: saber enrollarse la tela, colocar al niño,… Y los niños que han sido llevados y/o que ven a sus madres llevar a un bebé, tienen ganas ellos también de llevar a sus muñecas o peluches en un portabebé más o menos improvisado (¡un trapo puede hacer perfectamente la misma función!).

Como la lactancia, llevar a nuestros hijos en portabebés es agradable para el bebé y para la madre (o el padre). Esto debería ser suficiente para justificarlo, pero como siempre, tenemos necesidad de argumentos científicos, y aunque los estudios científicos sean poco numerosos al respecto, vamos a dar una pequeña lista.

Los beneficios de llevar en portabebés

Lo más evidente, que llama nuestra atención (¡sin llamarnos a gritos!) es que los niños portados lloran menos que los otros niños. No tanto porque sus lloros sean calmados por el hecho de ser llevado en brazos (aunque esto también ocurre) sino porque no tienen necesidad de llorar: el contacto estrecho con el adulto hace que este último reconozca inmediatamente las necesidades del bebé y pueda satisfacerlas sin esperas.

Un estudio aparecido en la revista Pediatrics en 1996 confirmó esta evidencia: de cada 100 de niños observados, llevar en portabebé reducía los llantos y la agitación un 43% por el día, y un 51% durante la noche.

El portabebés facilita el vínculo padres/hijo. Una experiencia relatada en el Lancet en 1987 lo corrobora:

La experiencia consistió en la distribución de forma aleatoria a dos grupos de madres de medios desfavorecidos portabebés de tela o sillas de plástico, pidiéndoles que se sirvieran de ellos regularmente. A los 13 meses, se analizó la calidad del apego madre/hijo: El 83% de los niños llevados en portabebé mostraban un apego seguro, en contraste con el 38% de los niños en sillas de plástico.

El llevar a nuestros hijos en portabebés refuerza el sentimiento de competencia y de confianza en sí mismos de los padres, que saben que tienen un medio seguro para satisfacer las necesidades del bebé (particularmente importante en los casos de bebés con cólicos, o de bebés de alta demanda). Un medio que, por encima del mercado, les permite continuar realizando sus actividades diarias y atender las necesidades de otros niños. Los bebés llevados reciben mucho más estímulo que aquellos a los que dejamos solos durante horas en su habitación. Participan en todas las actividades del hogar, “a la misma altura que los demás”, todo ello con la seguridad del contacto con quien lo lleva. Esto permite un despertar armonioso en relación con la realidad, una verdadera implicación en el mundo en que vive y un desarrollo rico y sutil de todos los sentidos. (1)

El balanceo del portabebés estimula el sistema nervioso inmaduro del bebé (2) en particular el sistema vestibular (sentido del equilibrio). Los bebés que son llevados mucho tiempo desarrollan un buen tono muscular del cuello y del tronco, y una capacidad de adaptación a los cambios de posición. Tienen de media un desarrollo psicomotor más rápido y más armonioso, y a menudo, contrariamente a lo que pudiéramos pensar, caminan más pronto (esto es flagrante en el caso de los pequeños africanos).

El llevar a nuestros hijos de manera tradicional con las piernas bien separadas (por ejemplo, a horcajadas en la cadera) previene problemas de cadera. Sabemos que las culturas que llevan a sus niños de esta forma, casi no conocen la luxación de cadera.

Las ventajas de llevar a nuestros hijos son particularmente evidentes para los bebés prematuros (es de hecho en estos casos donde encontramos el mayor número de estudios). Para estos niños nacidos a una edad en la que deberían encontrarse todavía arropados en el útero, el portabebés, que algunos han denominado “útero con vistas” (”a womb with a view”), va a prolongar la gestación interrumpida demasiado pronto. Esta es la experiencia de los bebés canguros colombianos (3), retomada en algunos centros de neonatología europeos: el bebé, vestido únicamente con un pañal, es colocado en vertical piel con piel sobre el pecho de su madre o padre, de manera continua. Todos los estudios (4) han confirmado que los bebés tratados así tienen el sueño más profundo, lloran menos, conservan mejor sus energías, se facilita la lactancia y el vínculo padres/hijo, ganan peso más rápidamente y tienen menos infecciones.

¡¡¡ Hay formas y formas de llevar!!!

Pero no todos los portabebés son válidos. Es necesario advertir contra los portabebés estilo marsupio (5), donde el bebé queda “suspendido” con las piernas colgando, sin estar bien mantenido contra el cuerpo de quien lo lleva. Éstos acumulan los siguientes inconvenientes:

- Para el bebé: mientras que lo recomendable es que el bebé se mantenga desde el principio en flexión, como en la posición fetal, en estos modelos se encuentra en una posición peligrosa para su columna vertebral que compromete el buen desarrollo de las curvas vertebrales (sin hablar de los riesgos de caída);

- Para quien lo lleva: el peso del niño que recae únicamente sobre los hombros, tira del cuello, los hombros y los riñones del portador. Mientras que con un portabebé en el que el bebé está bien sostenido contra el cuerpo del adulto, el peso está mejor repartido, evitando los dolores de espalda.

Todos los otros portabebés tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Un modelo convendrá a una u otra parte, convendrá a una situación u otra. Muchos dicen que lo ideal es tener varios modelos y utilizarlos según las necesidades de la situación.

Si La Liga de la Leche de Francia se ha decidido a distribuir un portabebé (6) de estilo fular o bandolera, es precisamente porque este modelo, de muy fácil utilización, permite llevar tanto a un bebé como a un niño con una gran variedad de posiciones (tumbado, sentado delante, a horcajadas sobre la cadera… ) y permite además amamantar sin tener que sacar al bebé del portabebé.

Referencias:

(1) Cunningham N, Anisfield E, Casper V et Nozyce M, Infant carrying, breastfeeding and mother-infant relations, Lancet 1987, febrero, 14, p 379. “Niños portados, Lactancia materna y Relaciones Madre-Hijo”.

(2) Para más detalles, ver la hoja informativa de “Llevar a su bebe o como vivir en armonía con un niño pequeño”, Marie-France Morinaux. Solicitar a Leche Liga Internacional (Francia).

(3) Ver fundamentalmente la obra de N. Charpak, Z. de Calume et A. Hamel, “El Método canguro, Como las madres de los niños prematuros sustituyen a las incubadoras”, ESF, 1996.

(4) Por ejemplo: Current knowledge about skin-to-skin (kangaroo) care for preterm infants, Anderson GC, breastfeeding Review, 2/8 1993 364-73. “Conocimientos actuales sobre el piel con piel (Método canguro) en el cuidado de los recién nacidos prematuros”,

(5) Y son sin embargo los portabebés más comúnmente vendidos, aquellos que son muy perjudiciales para la espalda del porteador. NdT

(6) Bandolera en venta a través de la Leche Liga Internacional (Francia). La Liga de La Leche España también comercializa este tipo de bandoleras (NdT)

Creditos

(”Enfant bien porté, enfant bien portant”)

de Claude Didierjean-Jouveau. Traducido por Red Canguro. Imagen: Red Canguro.
Artículo publicado en Lactar hoy, Allaiter Aujourd’hui, n° 40 en Julio 1999.

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